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La ilusión ha vuelto

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Estamos en el año 2020. Toda España está sin esperanza tras vivir uno de los peores años de la historia reciente... ¿Toda? ¡No! Porque una pequeña localidad de irreductibles asturianos todavía resiste. En Gijón, Asturias, todavía queda ilusión. Y los culpables de todo esto son unos chavales salidos de Mareo que están liderando a uno de los históricos del fútbol español, el Sporting de Gijón.

 

Si revisas la alineación habitual del Sporting durante esta temporada, 6 de sus jugadores son producto de su cantera. En tiempos de coronavirus, en los que los clubes no tienen dinero para realizar inversiones e incluso el Real Madrid o el FC Barcelona están presentando pérdidas millonarias, los gijoneses han decidido explotar el valor de sus chavales más jóvenes y darles la oportunidad de brillar. Y no están defraudando a nadie.

 

Dos personas claves en esta aventura son Javi Rico y David Gallego. El primero llegó a Gijón para ejercer el puesto de director deportivo tras la salida de Miguel Torrecilla, al que condenó los malos resultados y la pésima imagen que dejó el equipo bajo sus años de gestión. Rico sabía que el club no tenía apenas dinero para fichajes, por lo que decidió apostar por un entrenador que potenciara el talento joven que siempre tiene Mareo. Su hombre, David Gallego. Y con apenas dos jugadores nuevos respecto a la temporada pasada, esta dupla ha conseguido crear un equipo muy distinto al que recibieron a finales de julio. Gallego prometió fútbol vertical y comprometido en los esfuerzos, que pueda presionar durante los 90 minutos. Por ahora está cumpliendo.

 

A David Gallego no le tiembla el pulso. Sabe que su propuesta no admite a determinado perfil de jugador, y por muy asentado que este, lo relega al banquillo. Es el caso de Carlos Carmona. El mallorquín lleva desde el 2012 es la disciplina rojiblanca y a pesar de ser titular hasta el año pasado, este año no ha sido titular en ningún partido. En contraparte, los casos de Guille Rosas y José Gragera. Gran parte de la afición pedía que ambos tuvieran una oportunidad con el primer equipo, pero Djukic se la negaba. Con la llegada de Gallego, su situación ha dado un giro de 180 grados. Guille Rosas se ha hecho con el puesto de titular como lateral derecho gracias a su facilidad para incorporarse al ataque, su gran nivel defensivo y su capacidad para repetir esfuerzos durante todo el encuentro. Por su parte Gragera ha demostrado ser un mediocentro con una gran visión del juego y con un gran desplazamiento de balón, que le permite conectar con los extremos o con Djurdjevic de la manera más rápida posible. 

 

Estos dos sumados al gran nivel de jugadores como Pedro Díaz (que ha dado un paso adelante y cada vez es un jugador más completo) o Babin, la magia que desprende con cada toque Manu García, la eficacia goleadora que sin que nadie se lo esperaba ha encontrado Djurdjevic y a Mariño, uno de los mejores porteros de la categoría, hace que Gijón por fin se vuelva a ver identificado con su equipo. Porque nadie deja de correr durante los partidos y sobre todo, son jugadores que saben lo que pesa la rojiblanca y saben la importancia que tiene el escudo que llevan puesto.

 

Los últimos éxitos del Sporting tienen algo en común. Apostar por la cantera, no rendirse nunca y un entrenador que no le tiemble el pulso a la hora de sacar a jóvenes al campo. Posiblemente este equipo no acabe subiendo a Primera División, pero Gallego ha conseguido algo que en equipos como este es incluso más importante, conectar con la afición. Y ese es el primer paso para llegar a cotas mayores.

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